Se trata de Mia y Escooter, quienes mantienen un ritmo de vida comprometido con el Sistema Penitenciario (SP)  logrando descubrir objetos ilícitos que ocultan algunos visitantes que llegan a los centros carcelarios, su olfato, la principal arma natural funciona para percibir lo que está frente a ellos, lo que se acerca o en algunos casos en que los guardias penitenciarios no pueden ver.

 Dichos canes tienen la misión de vigilar que en los penales no ingresen objetos ilícitos, acciones que forman parte de los protocolos de seguridad que mantiene el SP, las cualidades de Mia y Escooter se basan en la obediencia una columna vertebral de la vigilancia que debe ser táctica, además de otras habilidades que los convierten en verdaderos agentes K-9.

 Entrenamiento

La Escuela Centroamericana de Adiestramiento Canino de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (SGAIA) es la encargada formar un binomio efectivo  ( perro y guía ) para complementar la labor de seguridad y vigilancia en los penales.

La habilidad y adaptación de ambos ejemplares tienen un tiempo de  dos a seis meses, tras su enseñanza tienen una vida laboral de entre seis y ocho años, luego de prestar este servicio los K-9 pueden ser adoptados por sus guías quienes durante el servicio se encargaron de alimentarlos, bañarlos, jugar y salir de paseo.